El Sindicato Unificado de los Trabajadores de la Educación Fueguina, SUTEF, repudia la actitud intimidatoria del Poder Ejecutivo al enviar a un funcionario de tercera línea a realizar declaraciones a la prensa que, evidentemente, buscan alentar un nuevo conflicto social en la comunidad  fueguina. El Gobierno Provincial está volviendo a cometer el mismo error que cometió durante 5 años y medio. El mismo que produjo una serie de acontecimientos como los de mayo en Casa de Gobierno. Este error grave que cometieron, incluso expresado públicamente por su primera mandataria, fue  el hecho de no dimensionar lo que estaba ocurriendo y, específicamente, suponer que una sola persona de la dirigencia sindical es la protagonista de los conflictos. La Gobernadora Fabiana Ríos habló de “aprendizaje” cuando se cerró el acuerdo salarial que destrabó una situación institucional grave. Lamentablemente no han aprendido nada. No entendieron que las resoluciones que se toman en  todos los planes  de lucha que lleva adelante el SUTEF, tienen siempre el aval de las bases a través  de los mandatos escritos de cada uno de los docentes de cada institución de la provincia. No entendieron que las decisiones las toman los trabajadores de la educación en su conjunto y no una sola persona de la conducción. No entendieron que además, los docentes no estuvieron solos. No entendieron que los gremios de la provincia apoyaron, acompañaron y/o se solidarizaron con los reclamos. No entendieron la preocupación de legisladores, concejales y dirigentes políticos que tuvieron que mediar para llegar a una solución que este Gobierno fue incapaz de dar. No entendieron que deben asumir la parte que les cabe como Estado ya que al “no dimensionar” no pudieron prevenir el conflicto y esto los hace  máximos responsables por todo lo acontecido. No entendieron que no sirve mostrarse altaneros, soberbios, sordos a los reclamos y menospreciando a los trabajadores con propuestas que eran una clara provocación como la del 8%. No entendieron que la política de la fusta y el látigo sobre los trabajadores solo trae consecuencias cada vez más graves y hasta peligrosas. No entendieron que  no sólo la institucionalidad está en juego cuando ocurren estos tipos de conflictos sociales, sino que también está en juego la integridad física y la vida de los ciudadanos a quienes deberían proteger como su primer deber de Estado.