La Cervecería Córdoba fue creada por Marín Agst y Enrique Meyer, y se inauguró en 1917. Ubicada en La Tablada y Arturo Orgaz, con el paso de los años, se convirtió en motor del crecimiento de barrio Alberdi y barrio Villa Páez, algunos de los primeros barrios obreros de la ciudad. Cuentan los vecinos que la sirena de la chimenea marcaba los horarios del día: el ingreso y salida de la fábrica, el momento de levantarse o la hora de sentarse a comer en cada una de las casas. La Cervecería cumplió muchas funciones en el barrio, como fuente de trabajo principal de muchas familias, y también como organizadora de su vida cotidiana.

En los años 90, el contexto se volvió arduo y difícil. Una avanzada sobre los derechos de los trabajadores, la flexibilización laboral, la precarización, las privatizaciones y los cierres de las fábricas amenazaban constantemente a la población. Dante Martínez, vecino de Alberdi, trabajaba como cervecero en ese momento. “El fantasma de la desocupación y el hambre era muy, muy profundo”, cuenta.

La Cervecería se declaró en quiebra en el año 1997 y un Juez llamó a convocatoria de acreedores. El reclamo de los trabajadores logró instalar un compromiso: el nuevo propietario debía mantener la fábrica funcionando. El monopolio CCU-Lucsik -de las marcas Budweiser, Schneider, Salta y Santa Fe- ganó la licitación. Pero, una vez efectuada la compra, anunció que iba a cerrarla. En este contexto, se gestó la mayor toma de la historia del movimiento obrero argentino.

El 4 de mayo de 1998, el día en que los nuevos dueños debían tomar posesión de la cervecería, los trabajadores amanecieron en la fábrica. Era el primero de los 105 días que duró la toma. El ejercicio de resistencia tenía larga data, hacía años que los obreros se organizaban sindicalmente contra despidos y ajustes.

“La organización obrera, a través del sindicato de la cervecería, con mucha firmeza y convicción, se dispuso a defender los puestos de trabajo. Y un movimiento barrial que sentía mucha pertenencia con el lugar hizo suya esa lucha. Esos dos sujetos hicieron que se movilizara una parte importante del movimiento obrero que sufría el ajuste. De alguna manera, la cervecería se convirtió en un eje aglutinador de todas esas luchas que protagonizaban los trabajadores”, comenta Dante.

“Es muy difícil encontrar a alguien que no tenga algo que ver directa o indirectamente con la historia de la cervecería en este barrio”, agrega el ex cervecero. La toma más larga de la historia se sostuvo con el apoyo de toda la comunidad y un gran protagonismo de las mujeres del barrio, los estudiantes, y las familias de los obreros. Se juntaron firmas, vecinos acercaban sus donaciones, se realizaban peñas para recaudar fondos y movilizaciones para reclamar, mientras se sostenía la ocupación.

Las particularidades del primer territorio libre de América se hicieron notar: “Hubo muchos intentos de desalojo y la policía tuvo que retroceder por las barricadas que realizaban los vecinos. Hay una herramienta muy importante que se vuelve a repetir ahí, una imagen de obreros, estudiantes y el barrio. Era una cuestión muy fuerte que impedía, de alguna manera, la represión”, explica Martínez. En sus palabras, se trata de aquellas herramientas que el pueblo ha aprendido con sus propias prácticas. Inmediatamente, remiten a la gesta del Cordobazo, ocurrida en esas mismas calles.

Tres meses después del inicio de la toma, el 17 de agosto a la madrugada, el Gobierno provincial de Ramón Bautista Mestre desplegó un operativo represivo para el desalojo. Más de 800 policías militarizaron todo el barrio, mientras entraban a la planta golpeando y deteniendo a los obreros y sus familias.

“En ese momento, fuimos derrotados, es importante decirlo, pero no fuimos vencidos. Creo que, en el barrio, hay un hilo conductor entre esa historia de la cervecería y todo el proceso territorial y vecinal que se fue gestando después”.

Vanesa Ullua es la actual Presidenta del Centro Vecinal Alberdi. En la misma sintonía, destaca cómo la toma de la cervecería fue el puntapié de muchas otras luchas futuras: “Creo que la toma de la cervecería y la organización de los vecinos y las vecinas de Alberdi, y el resto de los barrios conformó una movilización de la gente para rescatar cuestiones históricas, que no avasallen el barrio y poder recuperar espacios que les pertenecen”.

Después del cierre de la fábrica, los terrenos de la ex cervecería quedaron en manos del negocio inmobiliario. El 15 de abril de 2010, en la gestión municipal de Daniel Giacomino, se le dieron habilitaciones a la empresa Euromayor para demoler la icónica chimenea de la fábrica y dar lugar a un complejo de torres de departamentos. Antes, tuvieron que enfrentarse a los vecinos, que trataron de impedir la demolición. Más adelante, continuaron realizando movilizaciones y reclamos para exigir la construcción de una réplica, que llegó en 2012.

El hilo conductor de aquella lucha obrera continuó tejiendo un territorio de resistencias en todo el Pueblo de la Toma: “Para mí, no hay Piojera si no hay Cervecería primero, tampoco hubiese habido resistencia a la demolición de la chimenea sin la toma anterior. Son hechos que han ido marcando y la organización vecinal ha estado impregnada permanentemente por la lucha de la Cervecería Córdoba”, explica Dante en relación a otros espacios icónicos del barrio.

Los predios de la ex cervecería fueron disputados por organizaciones y vecinos, a través de la Mesa de Concertación de la Red Pueblo Alberdi, hasta conseguir que la Municipalidad recuperara una parte de ellos. Hoy, reivindican el rol de la comunidad en la gestión del espacio público y participan en las decisiones sobre la propuesta histórica, artística y cultural de los proyectos que puedan desarrollarse allí.

“La cultura como elemento de lucha”

Para celebrar este 25° aniversario, el Centro Vecinal Alberdi impulsó la iniciativa de realizar una actividad conmemorativa. El festival Pueblo Alberdi Resuena tuvo lugar el 4 de mayo, desde las 18 horas, en La Tablada, esquina Arturo Orgaz. Contó con la participación de ex trabajadores, dirigentes del movimiento obrero, y artistas como Raly Barrionuevo, Juli Rivarola, el Dúo Coplanacu, Usapuka, La Flor del Fuego, y Dúo Cadencia.

En el marco de la Red Pueblo Alberdi, junto a vecinos y espacios que vienen trabajando en conjunto, como el Museo de la Cervecería, coordinaron este evento autogestivo y “muy a pulmón”, que hace énfasis en el recuerdo de aquella gesta histórica. “Nos parecía muy importante rememorar y reivindicar aquel momento de la toma y situarla hoy. Los contextos cambian, pero la lucha de los trabajadores sigue presente, sobre todo, en momentos difíciles”, explica Vanesa.

Destaca la Presidenta del Centro Vecinal y agrega que, “la construcción de la memoria y la identidad del barrio no sólo es un homenaje y un recuerdo, sino que establece las bases para una construcción de organización a futuro”.

La celebración de la toma de la Cervecería Córdoba es un reencuentro entre ex trabajadores y con el barrio. Las vidas de sus protagonistas, la comunidad y el movimiento obrero se transformaron para siempre a partir de ese hito. “Lo que más me mueve en estos momentos es el recuerdo de mis compañeros y compañeras. Siempre es muy movilizador, desde mi punto de vista, pensar en ellos, porque nada hubiese sido posible sin la participación de todas esas personas. Algunos hablan de la toma y parece que todo fuese lindo, pero no. Fue todo un proceso muy duro, el enemigo era muy grande, muy fuerte y eso hace potenciar la importancia de estos compañeros y compañeras. Nosotros éramos muy pocos y, con su firmeza y su convicción, pudieron enfrentar toda esa maquinaria represiva y política, e ir dando pasos de menor a mayor. Finalmente, se cerró la fábrica, pero el triunfo es que permanecen en la memoria de la juventud que hoy habita nuestro barrio”, concluye Dante Martínez.

Fuente: latinta.com.ar