23.05.2013  |  Ushuaia  |  TIERRA DEL FUEGO – EDUCACIÓN

25 años y la Marcha blanca sigue vigente

El SUTEF Río Grande recordó la Marcha Blanco como un hecho histórico desde lo simbólico y lo cualitativo.
Veinticinco años han pasado de uno de los hechos más importantes de la historia de los trabajadores de la educación. Fue un 23 de mayo de 1988 donde miles de educadores de distintos puntos del país se congregaron en el obelisco porteño en reclamo de mejores condiciones salariales y por la creación del espacio de paritarias. Para muchos adversarios internos esta consigna de lucha era claudicar y una entrega. Hoy es un derecho.
Pero más allá del reclamo, la Marcha Blanco fue un hecho histórico desde lo simbólico y lo cualitativo. Significó juntar a los docentes. Unificar y cohesionar las luchas provinciales. Un gremio, como otros, herido a fuego por la dictadura militar, que se cobró la vida de más 600 docentes desaparecidos. Entre ellos miembros de la Junta Ejecutiva de CTERA, como Marina Vilte, Eduardo Requena e Isauro Arancibia. Además, de los que tuvieron que partir al exilio o los que fueron perseguidos y cesanteados de sus funciones.
Significó también, que los trabajadores de la educación dejen atrás la idea de la docencia como un sacerdocio, como un trabajador histórico y desclasado, para convertirse en un actor transformador de la realidad a través de la lucha, como el resto de los trabajadores. Es por ello que este hecho es una bisagra para nuestro sector, ya que fue uno de los momentos de más alto nivel de conciencia que tuvo el gremio docente. Y no es poca cosa. Los docentes se identificaron nuevamente con el resto de los trabajadores, apropiándose de las metodologías de lucha.
La Marcha Blanca, abrió el debate sobre estabilidad laboral, titularizaciones, capacitación y carrera docente. Conceptos y reclamos instalados en la agenda paritaria actual. Fue este hecho trascendental, que marcó el rumbo de la movilización docente en todo el país. Nueve años después la Marcha Blanca se transformó en la Carpa Blanca. Culminando esta, con la Ley de Financiamiento Educativo.
Hoy la Marcha Blanca sigue vigente. Está vigente en el corazón de los trabajadores de la educación que han heredado esos reclamos y que enarbolan la principal bandera: la defensa de la Escuela Pública, Popular, Democrática y Emancipadora.
Con un fuerte componente de federalismo, la masiva concentración de los educadores en Buenos Aires fue una bisagra en las futuras luchas del sector. Tanto por lo que significó a nivel interno y externo del principal gremio docente. Los docentes hemos recuperado la historia, y hemos escrito nuestro propio futuro.
Pero más allá de los reclamos concretos, la Marcha Blanca instaló en la sociedad —como en los 90 fuera la Carpa Blanca— la posibilidad de que el espacio social de la educación sea materia de discusión de la agenda pública nacional.
Los docentes de todo el territorio nacional enseñaron con otra pedagogía: la pedagogía de la esperanza; y el aula no estuvo en la escuela: estuvo en las calles de todas las provincias. Como señala  Marcos Garcetti, “materialmente, los trabajadores de la educación de toda la República Argentina despoblaron las aulas durante todos esos días, pero convirtieron al país en una gran aula donde comenzaron a resonar otras lecciones, tanto o más útiles que las habituales”.
 
Diego Castro, Secretario Gral. SUTEF Secc. Río Grande
Patricia Vázquez, Secretaria de Prensa SUTEF Secc. Río Grande
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